Los números los tengo de un experto en vivienda que lo dijo en una entrevista en el DLF. En algún momento poco después de la una y media.
Seguramente puedes encontrar la contribución en la mediateca del DLF.
Con requisitos cada vez nuevos como la ampliación de la facturación de calefacción, pruebas de legionela, detectores de humo, dispositivos de lectura por radio, medidores inteligentes,
certificado energético, obligaciones de documentación, el próximo tope de compensación para reformas de calefacción de solo 50 centavos por metro cuadrado y no sé qué más, los costos indirectos se incrementan tanto que una construcción nueva o una ampliación o remodelación simplemente deja de tener sentido para muchos arrendadores.
No puedo ni quiero cargar al inquilino con costos que siguen aumentando y tampoco puedo repercutirlo todo. Porque al final soy yo, el arrendador, quien tiene que presentar a una jubilada soltera de 85 años su pago adicional de 1200 euros de gastos accesorios y no el señor Habeck.
Que tengo que decirle que no tiene que pagar antes de que tenga que recoger botellas.
Pero para algo así tampoco tiene comprensión la hacienda alemana.
El Estado debería pensar bien si y cómo aumenta la motivación de los arrendadores o si con nuevas restricciones lleva el carro definitivamente contra la pared. No todos los que viven aquí tienen tanta bondad y paciencia como el ciudadano alemán que lleva más tiempo aquí.
Basta con mirar al país vecino para ver lo rápido que también aquí puede volverse muy incómodo.