quizás en tales casos sea sensato una solución de compromiso:
durante la construcción del techo se instalan directamente puntos de anclaje habituales para montaje.
Estos sobresalen entre las tejas del techo, pero realmente no molestan a nadie.
Pero más tarde, tras aclarar las finanzas y la situación del mercado, se compran y montan primero los paneles fotovoltaicos.
Así se pueden mantener abiertas todas las opciones con solo inversiones adicionales marginales
durante la fase de construcción de la casa.
Dejamos "preparar la fotovoltaica", sea lo que sea que eso signifique. En cuanto las baterías sean más económicas, mejoramos. Y cuando tengamos más confianza en las bombas de calor, las instalamos. Somos conscientes de que a la larga será más caro, pero estamos dispuestos a pagarlo entonces. Quizás suene un poco tonto y ciertamente no sea del todo lógico, pero dada la complejidad de construir una casa, nuestra edad y estado de salud, nos parecía importante una solución sencilla que pudiéramos entender, conocer y manejar medianamente. Teniendo en cuenta nuestra huella de carbono extremadamente baja, por ahora lo consideramos responsable. Lo que realmente nos dolió fue renunciar a una estufa de chimenea de gas por razones atmosféricas (bueno, eso ahora beneficia al medio ambiente), porque tampoco entendimos el sistema LAS en ese punto (aparentemente cada proveedor tiene uno distinto). A veces la "simplicidad" también tiene su lado bueno. ;-)