Compramos una estufa sueca en febrero. Insistí en una pieza de exhibición, más vale prevenir. Fue instalada el viernes (y la leña también está ahí). Ayer, el instalador de estufas estaba muy emocionado. Los suecos le habían anunciado recién que no recibiría sus estufas suecas hasta enero del 23. Trabajó casi hasta agotarse, llegó a vender hasta 18 estufas al día.
Nuestro familiar maestro herrero comenzó a comprar su acero directamente en la fábrica de laminación en el extranjero desde la crisis del coronavirus para asegurar las cantidades. La última vez, el acero que más necesita un cerrajero no estaba disponible. Tuvo que usar una aleación más cara para mantener el trabajo para su gente y llenó el almacén con cada euro que pudo ahorrar. A mi comentario de que así, la gente común pronto no podría permitirse un cerrajero, él respondió simplemente, sí, así es.
Muchos saludos Gabriele