Ayer estuve con mi hija en la piscina municipal. La temperatura se bajó a 26 grados. Por un lado, casi no había personas mayores (normalmente es diferente, pero a ellos aparentemente ahora les parece demasiado frío) y por otro lado nos fuimos después de 45 minutos temblando de frío, aunque estuvimos nadando todo el tiempo. Al menos en los vestuarios hacía calor y todavía hay duchas calientes. Llámame blandengue, pero sí, 26 grados son siempre demasiado frescos en el agua a la larga.