Seguro, pero como suele suceder en Alemania, se olvida que alguien tiene que pagar los salarios y precios más altos, y si el Estado ya no construye, los desarrolladores comerciales frenan, las cooperativas de vivienda y muchísimas familias constructoras ya no pueden permitírselo, la situación se pondrá interesante. Y luego están los bancos y sus valoraciones y condiciones...
Bueno, en realidad es bastante sencillo. Al final, siempre el cliente final paga los costos crecientes. Dado que los salarios aumentarán considerablemente tanto en la propia empresa constructora como entre los proveedores, tanto el proveedor como la empresa de construcción tendrán que trasladar estos costos, así como el aumento de los costos energéticos, al cliente final. Aquellos que ya tenían un margen casi inexistente tendrán que aumentar sus precios obligatoriamente, mientras que otros que antes eran más caros debido a mejores márgenes no podrán bajar los precios, sino mantenerlos como máximo. (¡qué frase más enrevesada :-P!) En esto juega un papel secundario cuánta demanda haya. Nadie podrá ni querrá permitirse perder dinero en un proyecto. Más bien, algunos cerrarán (deberán hacerlo), lo que a su vez hará que la oferta de quienes pueden llevar a cabo un proyecto disminuya y, por tanto, se encarezca. Y eso sin tener en cuenta la escasa disponibilidad de materiales ni los problemas en la cadena de suministro, que son impulsores adicionales de precios. Además, existen cosas como las obligaciones de fotovoltaica...
Conclusión: no veo cómo los precios pueden bajar en un futuro cercano. Construir como particular será cada vez más difícil hasta ser imposible, a menos que heredes o consigas un capital propio elevado por otro medio. Triste pero cierto.