Ahí se ve una vez más que mucho es cuestión de gustos. Me gusta la madera envejecida, porque en ella se reconoce el tiempo y la vida. Para eso nunca habría querido construir una casa de ladrillo rojo [Rotklinkerhaus].
Una fachada de madera así se ve muy elegante cuando está nueva.
En mi opinión, la madera se vuelve gris y quebradiza, perdiendo la vitalidad. Entonces falta el tono cálido.
Los ladrillos también, pero no son lo mío.
En un banco de parque o un muelle en el lago/mar también me gusta la madera envejecida, queda bien. En una cabaña de troncos en Alaska también encaja. En una casa normal me parece feo, solo estaría ocupado pintando...