Como todos debemos quedarnos tranquilamente en casa, después de que el martes distribuimos a grandes rasgos las 50 toneladas de tierra, me puse manos a la obra y modelé el terreno.
Primero pasé la motoazada un montón de veces para aflojarlo.
Luego pasé la apisonadora una vez y después rastrillé a grandes rasgos con el vecino.
Por último, como un buey de labor, pasé incontables veces mi rastrillo de mano por la superficie para dejarla lisa como un culito de bebé.
Ah, y de vez en cuando también modelé las pendientes y la esquina de la terraza.
Así que felices Pascuas.
