Ahora explicas por completo que en otros lugares es mejor, que el medio de pago alemán no sirve para nada, que de alguna manera todo es una porquería. Pregunta concreta para ti:
¿Por qué vives en este país completamente destruido con una economía ruinosa, una moneda desastrosa, un escenario horroroso a punto de suceder y demás, cuando ya sabes desde hace al menos 20 años dónde y cómo va mejor — no, perfecto —? ¿Por qué no eres ya desde hace tiempo rey en Rumania, Tonga o Belice o algún otro magnate con tu conocimiento?
No, te esfuerzas aquí con inútiles ignorantes y difundes fantasías extrañas y afirmaciones confusas mezclando todo desde hornear pasteles hasta su propia pregunta de entrada hasta que no se reconoce.
Pero queda claro que sin oro no hay vida sensata y que tú has previsto todo durante 20 años.
En vez de ser una persona exitosa muy conocida, tropiezas aquí todas las noches por la red y te esfuerzas aquí en lugar de brillar públicamente en algún lugar. Así que al parecer la puesta en práctica no ha funcionado del todo bien.
No quiero explicarte la economía, por eso simplemente me callo; lamentablemente hoy en día todos tienen una opinión supuestamente fundada sobre todo y lo peor es que todos creen que deben soltar esas tonterías sin parar a cualquiera.
Antes (el abuelo cuenta de la guerra) se le daba una cachetada a quien en la mesa después de la séptima cerveza y la octava tontería dijera algo, y entonces finalmente había paz antes de brindar la octava cerveza juntos; hoy en cambio la gente se hace la lista en Internet.
Dos cosas, sobre las que por excepción tengo idea, te digo:
Te mandarían de vuelta al extranjero (allí donde todo es tan genial) después de tres meses, no, tú vendrías solo después de dos meses, como casi todos los que creen haber inventado la salsa para asado y querían contarla en el extranjero. Nadie te espera en ningún lado y mucho menos por tus frases.
Este parloteo patológico sobre el oro, como el único valor confiable antes del inminente desastre, lo escucho especialmente y repetidamente desde el corona y siempre solo en el ambiente de los delirantes; y cuando además escucho Telegram, el otro disparate ya no está lejos.