Si se hubieran cerrado las fronteras, se me ocurrirían muchos profesionales (solo de mi entorno) que entonces no contribuirían al sistema alemán. La gran mayoría quiere poder mantenerse a sí mismos y a sus familias.
Aunque aquí también hay que ser realistas. Entre los refugiados de 2015, los que tienen trabajo siguen siendo una minoría, la mayoría aún recibe asistencia social. Se pueden encontrar suficientes fuentes incluso en páginas que no son de derecha. Al igual que una gran parte de los refugiados no provenía de Siria y muchos no eran familias huyendo de Assad, sino hombres jóvenes que algún día debían traer a sus familias.
Con los ucranianos, en términos económicos no será realmente mejor. Los hombres en edad militar o de trabajo no pueden salir del país, quedan mujeres y niños. Con un poco de suerte, también están los abuelos. Por lo demás, mucha suerte intentando salir adelante como madre soltera en un país extranjero y sin los conocimientos del idioma adecuados, sin ayuda social. El único rayo de esperanza en ese sentido es que tras unos años de escuela, los niños deberían estar razonablemente integrados.
Lo siento, pero así es. He pensado si siquiera debería escribir algo sobre el tema, pues no quiero apoyar a Durran y compañía. Pero al final, un estado solo puede ser social hacia dentro si limita su vena social hacia fuera. No se debe mezclar la inmigración de profesionales cualificados con la inmigración de personas no cualificadas sin conocimientos del idioma. Aquí siento que en la política falta un debate abierto.