Ah, por favor. Esta carga de trabajo la tienen los profesores en los primeros años. En cuanto tienen su material didáctico estándar listo, la enseñanza es el único tiempo de trabajo y en las vacaciones se tiran en la hamaca.
¿De verdad crees que un profesor de unos 40 años sigue preparando las clases?
Uno de los mayores errores que se comete con los profesores es considerar la jornada laboral semanal solo en las semanas lectivas. Pero solo hay “38” semanas al año con clase, mientras que un trabajador va a trabajar 46 semanas.
Es decir, si convierto 50 horas/semana en 38 semanas a 46 semanas, sigo teniendo 41,3 horas. Poco más que la jornada laboral oficial en el sector público.
¿Y dirección de equipo... en un profesor? ¿Qué equipo dirige?
Yo también he pensado todo eso, por lo que tu opinión aquí ni me sorprende ni la juzgo.
Es simplemente incorrecto. Respondo punto por punto:
Vacaciones: Son tiempo sin clase, no tiempo completamente libre de trabajo. Las vacaciones de otoño, Navidad y Semana Santa son para corrección. No haces 8 horas al día, pero de un tercio a la mitad de esas vacaciones es tiempo de trabajo.
Las vacaciones de verano tienen otra naturaleza. Pero poco se sabe que su última semana ya es de servicio y debe usarse para organización que no puede hacerse en paralelo a las clases. Esto incluye principalmente los exámenes de recuperación de títulos, el mantenimiento de archivos y los libros escolares.
Los exámenes de recuperación deben prepararse, entregarse y aprobarse previamente. Los exámenes en sí se realizan durante las vacaciones y deben corregirse. En un colegio de educación secundaria integrada están el título de secundaria básica, el título intermedio y el bachillerato, que dan derecho a exámenes de recuperación que casi todos los estudiantes aprovechan. Ahí siempre se junta bastante trabajo.
Conclusión: Las vacaciones no son tiempo normal de trabajo, sino reducido. Ni su duración es como en el calendario (vacaciones de verano), ni constituyen un puro “tiempo de hamaca”. Los días completos de descanso, es decir, en los que no se hace nada, corresponden a la mitad de los días de vacaciones, aproximadamente y dependiendo de la materia.
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Preparación de clases: No necesito creerlo,
sé que nuestros profesores incluso después de 30 años en el servicio todavía preparan sus cursos. Con un alumnado heterogéneo y en promedio bajo rendimiento, es simplemente imposible trabajar de otro modo. Además, los planes de estudio cambian y la enseñanza antigua a veces debe desecharse y se necesita material nuevo.
Es cierto que la rutina y un “depósito de materiales” facilitan la preparación. Es falso que en algún momento uno no tenga que preparar nada más. En las materias de física, química (mis materias), biología, ciencias naturales, tecnología, economía doméstica y arte, ya existe un gran esfuerzo en montar, reaprovisionar, mantener y en resumen: gestionar el material de trabajo para los alumnos en experimentos/aplicaciones. Incluso hacemos reparaciones nosotros mismos o preparamos en química algunas soluciones básicas necesarias. Comprar todo ya hecho no está dentro del presupuesto.
Las lenguas y las matemáticas han reducido mucho este esfuerzo de preparación, pero a cambio el esfuerzo de corrección se ha incrementado mucho. Puedes elegir cuál prefieres.
Conclusión: Es absurdo asumir que un profesor experimentado entra simplemente a clase porque lo tiene todo listo. La idea de que se necesita solo “material didáctico estándar” y que con la experiencia nace la clase es ingenua y muy alejada de la realidad.
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Lo que falta en la consideración es el trabajo forzado en fines de semana, que es imposible evitar.
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Dirección de equipo: El único punto que no entiendo la pregunta. ¿Cómo crees que se consigue que 30 alumnos metan algo del contenido en su cabeza, a lo sumo en tres niveles diferentes, en una hora, si no “diriges” la clase?
¿Y qué crees que distingue las técnicas interpersonales necesarias para eso de las usadas para dirigir equipos pequeños en la economía? Te lo puedo decir de primera mano: Poco. Me sorprendió también, pero es así.
Una de las dos direcciones de equipo es claramente más dura y agotadora, pero sigue muchos de los mismos principios.
Conclusión: Hay que dirigir los cursos para poder impartir las clases y se hace con los mismos métodos con los que se dirige a equipos de adultos para lograr resultados profesionales. Solo que con más dolor y menos éxito ;-).
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Conclusión global: 2/3 del trabajo no son la impartición directa de las horas de clase. Aún no se han mencionado las obligaciones de documentación, que aumentan especialmente con la inclusión, y la acogida de niños refugiados ucranianos en clases suplementarias sin personal ni espacio adicional. Todo eso también debe documentarse; una escuela sigue siendo una administración en cuanto a su estructura.
Adición: Al menos en nuestro caso, la informática doméstica y la configuración de los pocos (!) puestos de trabajo para profesores (ordenadores, programas, etc.), así como el mantenimiento y la reparación de la única (!) fotocopiadora para 120 profesores, por supuesto lo hacen ellos mismos. Es decir, los pocos que además quieren y pueden hacerlo aparte.