Le respondí hace 20 minutos a su correo electrónico de hace 4 días, diciéndole que me comunicara su idea de precio.
5 minutos después ya tenía una respuesta con una propuesta de precio, a la que ni siquiera voy a responder.
Sí, pero (sustancialmente) no ahora. Las emociones, por comprensibles y justificadas que sean, deben mantenerse separadas de lo comercial. Él te ha dado con su comportamiento un consejo muy valioso sobre qué actitud es aceptable según su punto de vista – eso deberías aprovecharlo:
En el primer paso, te pones en contacto con él (ahora mismo, sin demora), le das las gracias por su oferta (
sin entrar en el monto) y le aseguras que la "considerarás con gusto".
Luego ofreces el objeto. Para ello, estableces una base de precio "negociable" – mi recomendación sería un 115 % del precio que consideres adecuado según las estimaciones, redondeado a la cifra XX9.000 más cercana. Es importante no andarse con rodeos, algo como "Por favor, contácteme solo cuando haya hablado con su banco. En cuanto al último precio, colegas, les recomiendo otro local." Para el contacto usas un número de móvil separado para este propósito, y los interesados deben enviar primero solo un SMS con [precio estimado], [nombre], [su_dirección_de_correo].
En el tercer paso, le comunicaría al vecino: "He recibido varias ofertas que superan claramente su primera propuesta. Sin embargo, quiero comportarme de manera justa con usted y darle hasta dentro de 14 días la oportunidad de manifestar su interés con una oferta aumentada adecuadamente." Si conoce tu forma habitual de expresarte, naturalmente no lo redactarás de manera tan formal.
Luego, en tu lugar, preferiría su última oferta, siempre que no esté notablemente más de cinco mil por debajo de las de los interesados desconocidos hasta ahora.
Pecunia non olet, y no tienes que querer casarte con el comprador.