Entonces, nuestra maestra de escuela primaria no ha sido vista desde hace 2 semanas antes de las vacaciones de otoño. No se comunican los motivos. Se prohibió explícitamente preguntar por las razones. Al principio pensamos que estaba embarazada, pero parece que no es así. Varias fuentes dicen que su hijo tiene asma.
De fondo, aparentemente sigue trabajando y preparando las clases antes y después. Durante el confinamiento al menos subió algunos videos. No hubo contacto directo con los niños. Ni siquiera logró entregar a los niños los nuevos libros de texto en el buzón. Los padres deberían encargarse de que los niños que están en la atención de emergencia traigan los libros (¿cómo sé yo quién está en la atención de emergencia y realmente se supone que esos 3-4 niños carguen 3 libros de texto para otros 20 niños?).
Para la enseñanza presencial se contrató a una estudiante. Como ahora ella solo puede estar en el lugar 3 días, tenemos una tercera profesora por 2 días. A veces también enseña la persona del cuidado después de clases.
Lo que antes era imposible, ahora funciona de repente, solo para permitir que la maestra titular se quede en casa.
Actualmente se pagan 3 maestros para una clase de primer grado.
Durante la enseñanza presencial antes del confinamiento solo se perdía el tiempo y se pintaba. Los niños estaban motivados, pero no avanzaba nada. En alemán se enseñaba como máximo 1 letra en 14 días. Durante la enseñanza en casa nos permitieron enseñar 2 letras por semana. Después del regreso del confinamiento, la misma historia en la enseñanza presencial: 1 letra en 14 días.
Entonces uno se pregunta por qué todo se descarga sobre los padres.
Seguro que esto no se puede aplicar a todos los maestros, pero he escuchado algo similar de muchos maestros de primaria. En la economía libre esto no funcionaría. Para ser justos, también he escuchado de maestros muy comprometidos.