Joedreck
17.10.2017 12:10:02
- #1
Así que ya he comprado la segunda casa, la he renovado y ahora también me he mudado. Y lo volvería a hacer.
Gracias al trabajo propio, fue relativamente barato. Solo el terreno ya vale al menos un tercio del precio total. Luego ya están los garajes, el jardín está hecho, etc.
Y lo volvería a hacer. Una casa casi nunca es barata. Pero debido al precio total relativamente bajo, fijamos una cuota muy agradable que en el alquiler al menos se gastaría. Eso significa que vivimos con costes adicionales un poco más altos y con la provisión para el mantenimiento, que como propietario siempre deberías planificar.
Y es simplemente agradable. Es lujo y hobby.
Hay que gustarle.
El alquiler es relativamente sin preocupaciones. Aparte de la sensación de darle dinero a un extraño, tienes tus costes mensuales y el resto sobra. No hay que cambiar un grifo, el casero se ocupa de todo.
Pero nunca es realmente tuyo. Eso no era para mí. Meterme en mi jardín, hacer un agujero en mi pared y poder hacer lo que quiera son bases para sentirme bien. Y también en la vejez se vive bien ahí. Sin cuotas, sin renovaciones obligatorias que suban el alquiler, etcétera, etcétera...
Gracias al trabajo propio, fue relativamente barato. Solo el terreno ya vale al menos un tercio del precio total. Luego ya están los garajes, el jardín está hecho, etc.
Y lo volvería a hacer. Una casa casi nunca es barata. Pero debido al precio total relativamente bajo, fijamos una cuota muy agradable que en el alquiler al menos se gastaría. Eso significa que vivimos con costes adicionales un poco más altos y con la provisión para el mantenimiento, que como propietario siempre deberías planificar.
Y es simplemente agradable. Es lujo y hobby.
Hay que gustarle.
El alquiler es relativamente sin preocupaciones. Aparte de la sensación de darle dinero a un extraño, tienes tus costes mensuales y el resto sobra. No hay que cambiar un grifo, el casero se ocupa de todo.
Pero nunca es realmente tuyo. Eso no era para mí. Meterme en mi jardín, hacer un agujero en mi pared y poder hacer lo que quiera son bases para sentirme bien. Y también en la vejez se vive bien ahí. Sin cuotas, sin renovaciones obligatorias que suban el alquiler, etcétera, etcétera...