Oh hombre, cuando leo algunas opiniones aquí, se me descomponen los rasgos faciales... ¡Y justo estoy contento de estar construyendo mi casa!
En mi relación anterior de muchos años, cada pareja tenía obligaciones financieras propias que solo le concernían a él o a ella. En mi caso, un hobby caro; en su caso, un niño a su cargo y precisamente SU casa. Esa fue la razón por la que las finanzas se mantenían separadas.
Compartíamos cosas en común (compras, gastos de los hijos en común que luego llegaron, vacaciones), por lo demás cada uno tenía su propio dinero. Yo pagaba mi ropa, mi hobby, mi almuerzo en la cantina y mi coche. En ocasiones también pagué alquiler porque vivíamos en su casa (con trabajo a tiempo parcial por los niños entonces no o menos).
Por ejemplo, él destinaba cada centavo al pago de su crédito. Y eso habría afectado todo lo que a mí “me sobrara”, si simplemente hubiéramos juntado todo de forma general. Y, al menos en ese punto, habría protestado porque era su casa, además no estábamos casados... en caso de separación, yo habría salido perdiendo.
Quien, como un miembro escribió aquí, entra al matrimonio con “nada”, puede juntar todo, pero si cada uno ya tiene un historial previo con consecuencias financieras, hay que pensarlo de forma diferente y también se puede llegar a una solución distinta.