Hola
suele ser así.
Por supuesto, es comprensible que los padres ya no escuchen el ruido y que estén contentos cuando sus hijos pueden jugar afuera. Ahí es donde aparece el potencial de conflicto.
Hace mucho tiempo tenía un segundo apartamento (por trabajo) en una ciudad alejada. Varios bloques de vivienda agrupados alrededor de un patio interior. El patio estaba empedrado. Tres parejas de padres habían descubierto este refugio para sus hijos. Los niños podían jugar sin supervisión. Y lo hacían extensamente. Lo peor eran los triciclos con ruedas de plástico. Increíblemente ruidosos. A mi pedido a los padres de cambiar las ruedas de plástico por ruedas de goma (según mi investigación, era posible sin problemas), esto fue rechazado rotundamente por razones de costo. Entonces busqué otro apartamento. También la comunicación entre los padres o con los pequeños traviesos se hacía gritando de balcón a balcón.
Steven
¿Y el comportamiento de estos padres no es antisocial? Extraño.
Quien pueda permitirse cambiar rápidamente su apartamento o vender su casa, puede considerarse afortunado. En general, evitaría tales bloques de apartamentos en caso de necesidad, el potencial de conflicto estaría garantizado.
Quien no pueda, debe recordar a los vecinos molestos sus obligaciones. Punto.
Si como propietario recibes vecinos así, el conflicto está asegurado.
No siempre, pero cada vez más.
Esto no tiene que ver con ser cuadriculado o colérico, sino con que en la vida en comunidad en espacios reducidos se necesita un comportamiento que no tenga que ser corregido cada vez, como con niños pequeños (normalmente mala educación de los padres).
Hoy en día hay padres tan tontos que solo se les puede hablar directamente, porque cualquier insinuación sutil —según la expresión facial— casi no tiene efecto.
La mayoría de vecinos que se enfadan solo esperan autorreflexión, y no individualismo* y provocación que al final SIEMPRE termina en abogados y tribunales.
El hecho es: no existe derecho/ley al ruido y a afectar la calidad de vida de los demás. Mi libertad termina donde empieza a molestar –de forma permanente– a otros. Eso también lo espero de los demás. Punto. Eso termina así en el 90% de los juicios.
* quien quiera individualismo y literalmente desmadrarse, debe buscar propiedades o apartamentos que permitan ese tipo de ruido y espacio.
Lo que quiero es una cosa, lo que puedo es otra. Así funciona también con los vecinos.