No lo firmaría como válido para todos. Así como somos adultos, también los niños son todos diferentes. Uno puede cambiar de trabajo sin problema e ir a comunicación, otro no puede en absoluto y está extremadamente nervioso. Los niños son igual. ¿Cómo podría ser de otra manera, si al final se convierten en lo que nosotros llamamos adultos?
En principio estoy de acuerdo contigo y al mismo tiempo quiero aportar otro aspecto: Crecí en un piso de alquiler y el hecho de que en cualquier momento nos pudieran desalojar me afectaba mucho cuando era niño y adolescente. Llegó al punto de que jugué con diferentes escenarios para poder evaluar esa probabilidad. Además, tenemos amigos que compraron una casa. Ahora tienen la posibilidad de adquirir un terreno libre. La casa mencionada la utilizan para financiarlo (alquilarla o venderla). Que si y desde cuándo eso tiene sentido, otros aquí deberían juzgarlo.
Para llegar a una conclusión: por un lado,
yo en tu lugar definitivamente abordaría lo de la casa y considero bastante débil el argumento de
“pero entonces no podría vivir tan cerca de mi antiguo nido”. El nuevo lugar también te dará la oportunidad de que te llegue al corazón, si allí surgen experiencias, recuerdos y amistades/conocidos. A veces hay que atreverse. Por otro lado, aquí tienes todos los argumentos a favor y en contra (los tuyos), ojo que no lo digo con desprecio, servidos en bandeja de plata y tu corazonada sigue diciendo que no.
Por cierto, considero más improbable que probable la intersección de “que en mi tierra natal se libere algo en el momento adecuado”, “que me/nos guste más que construir nuevo”, “que me lo pueda permitir” y “que tenga la oportunidad de comprarlo”.
Lo que me interesa : Ya hemos llegado a la página 35 y no recuerdo ningún párrafo completo que diga qué opina tu esposa sobre el asunto.