Hombre, hombre, hombre...
Aún no hay ningún niño. Y cuándo se realizará esa ampliación está en las estrellas.
Cuando se hayan mudado, pensarán en otras cosas, con seguridad no en la ampliación mencionada arriba. Y entonces, si Dios quiere, llegará el primer niño y se alojará junto a la sala de estar. Tampoco entonces será necesaria la ampliación del ático, aunque ustedes se lo imaginen de otra manera.
Por lo tanto, los niños, cuando finalmente haya dos, con seguridad sobrevivirán aunque mamá no viva al lado, sino a cinco metros de distancia. Así de grande no será su casa nunca más.
La casa sufre por tantos cambios de un lado a otro... siempre habrá de alguna manera o en algún lugar un compromiso.