Volviendo al tema original:
Mis padres están divorciados desde que tengo memoria. Por parte de padre, todos tienen (al menos) una casa, por parte de madre, todos viven en pisos de alquiler. Mi madre tuvo que mudarse con nosotros varias veces, en parte porque los caseros anunciaron la necesidad propia, en parte porque los pisos ya no servían o nunca encajaron bien. Por eso la idea de tener una casa me pareció muy buena desde temprano.
Estudié y trabajé a la vez, eso también duró bastante tiempo (hasta los 29 años). Aunque como estudiante tuve una buena vida, obviamente no podía hacer grandes gastos ni ahorrar mucho. Por eso, con el primer trabajo ya antes del primer sueldo, creé planes de ahorro (ETFs para la jubilación, contrato de ahorro para la vivienda, ahorro para diversión y ahorro “serio”) y de hecho seguía teniendo al mes para mí lo mismo para gastar como en la universidad (porque eso alcanzaba para salir, hobbies y comida; los viajes los financio con el ahorro para diversión, que ya hacía como estudiante). Salí de la habitación de la vivienda compartida a los 30 y me mudé con mi pareja a un "piso de adultos", eso también fue un dineral mensual que simplemente fluye hacia bolsillos ajenos.
Mi pareja está haciendo el doctorado y gana suficiente, pero no tanto como para ahorrar.
El plan era construir o comprar “algún día”. Ese “algún día” llegó más rápido de lo esperado (ahora tengo 32), porque mi papá consiguió para su terreno cuatro parcelas edificables (antes era zona verde y tras unos 3,5 años y varios miles de euros para distintos planes, etc., ante el ayuntamiento y la comisión de urbanismo se convirtió en suelo urbanizable). Cada hija recibe una de esas parcelas como regalo - de otra manera no podríamos construir ahora, sobre todo porque el banco no nos daría un crédito (o al menos no por la suma que aquí en la zona se necesita para terreno + casa).
Aunque aquí aprendí que también pertenecemos a quienes ganan bien, con los pagos de alquiler en Múnich no queda mucho disponible. Por la pandemia, como a la mayoría, se puede ahorrar un poco más que antes, pero eso tampoco cambia mucho la situación. Así que sin hijos estaríamos de todas formas en la situación en la que el ahorro no puede seguir el ritmo de la subida de precios.
Nuestro capital propio es el terreno; pero no invertimos “dinero real” propio (el contrato de ahorro para la vivienda aún no está maduro y por 10.000 € ni siquiera vale la pena empezar). Hasta que esté la casa, tal vez tengamos 30.000 € en efectivo ahorrados, eso es un buen colchón o, si no lo necesitamos, para mobiliario o directamente para un pago anticipado, pero al banco eso poco le importa (no cambia nuestras cuotas ni los intereses).
Conclusión: Sin el terreno de mi papá no podríamos construir ni comprar. Quizás sería posible un piso si uno se va lo suficientemente lejos, pero probablemente sólo dentro de unos 5 años, cuando el contrato de ahorro esté maduro. Ese contrato lo usaremos ahora para la casa, cuando termine el plazo del crédito, o como pago anticipado.