Si llega a pasar como en Dinamarca, que ya no se permitan instalar calderas de gas en las nuevas construcciones, entonces la demanda bajará masivamente y la oferta permanecerá constante durante décadas. Pero no se puede descartar un riesgo Rusia, por supuesto.
Centrales eléctricas de turbinas de gas Mira Kiel.
Eso es lo “bueno” de la electricidad, que puede generarse a partir de muchas fuentes de energía. Esto crea estabilidad de precios en la generación. El resto son los tránsitos (que gracias a la “transición energética” probablemente serán más caros) y sobre todo los impuestos. Estos últimos pueden ser regulados por el Estado.
El gas es gas. El biogás es carísimo, hoy en día nadie lo quiere (subvenciones a los agricultores, que ya no pueden valerse por sí mismos). Los precios pueden duplicarse en el lapso de un año si miramos al pasado. Si eso volverá a ocurrir... quién sabe. Al menos ya no está vinculado al precio del petróleo, de lo contrario esta duplicación habría ocurrido en los últimos 1,5 años, como con el petróleo.