Bueno, primero que nada, una chimenea ensucia. Hay suciedad por las cenizas, por la madera donde quizás se aniden animales y, por supuesto, siempre hay que limpiar el cristal.
Además, el aparato es caro. La compra en sí debe pagarse, la madera hay que traerla y el deshollinador también quiere su dinero regularmente. Además, ocupa espacio en la casa, que muchas veces se podría aprovechar mejor y cuesta dinero.
A eso se suma que con tormenta (y ahora las tenemos regularmente) la chimenea hace ruido. No he conocido ninguna que no aúlle o gruñe con viento fuerte.
Como padre consciente del medio ambiente, seguro que no quieres contaminar el aire con CO2 completamente innecesario, ¿verdad? ops:
Pero el mayor inconveniente es que en casas con la normativa de ahorro energético (que son todas las nuevas construcciones) ya no surge el deseo de una chimenea acogedora. Ya está cálido y agradable. No entra aire frío en ninguna parte, no hay puentes térmicos, rincones húmedos ni techos sin aislar. Al contrario, encender la chimenea sería un sobrecalentamiento casi insoportable.
Resultado: el aparato permanece apagado el 99,9% del año.
Rara vez he leído tanta tontería.
La mía está encendida todos los días en invierno.
En mi caso no hay mucha suciedad por cenizas, ni tengo que limpiar constantemente el cristal y tampoco sufro sobrecalentamiento.
Y lo de que la chimenea hace ruido es la primera vez que lo escucho.
Esos argumentos siempre vienen de los "oponentes de la chimenea".
No podría prescindir de la mía.