Así que quien tenga una cocina así en el sótano, de vez en cuando recibe la visita de un chef contratado. Mientras los invitados que van a ser atendidos están arriba en el salón-comedor, el chef cocina en el sótano. Luego todo sube en el ascensor. En la alta sociedad eso es habitual y no una tontería.
Antes, médicos o empresarios se construían casas por 1 millón de marcos alemanes con ese tipo de instalaciones. Hoy en día, por esas sumas cualquiera que monte cosas en VW o Porsche construye una. Pero ya no alcanza para el chef. Pero qué importa.
¿Habitual? Si realmente es así, entonces más bien asqueroso…
El lunes hice mi primer musaka realmente hecho por mí (me encanta la comida griega).
La cocina quedó un campo de batalla. Admito que la receta estaba buena pero
el proceso fue un desastre.
Aun así, estamos bien. Vivimos bien. Muy bien.
Pero un chef contratado nunca estaría dentro de nuestro presupuesto. Pero incluso así.
¿Qué tontería es esa?
Me gusta cocinar. Cocinar yo mismo. Cocinar bien. Si no salió tan bien, intento hacerlo mejor la próxima vez.
Y me gusta poder hacerlo cuando mi familia está presente.
El olor en la casa de romero, carne de cordero en grasa, cebollas, ajo, roux, papas, etc., se queda un buen rato.
Pero es bueno.
Mejor que cualquier “ambientador”.