tiene un punto válido. El grado de relajación con las propias finanzas y la confianza en ingresos crecientes es probablemente el estándar aquí. Por supuesto, se podrá financiar y, por supuesto, habrá momentos difíciles, por supuesto, eso significa moderación en otras áreas del consumo (vacaciones, coche, comer fuera...) y, por supuesto, no se pueden cumplir todos los deseos desde el principio. Esto último tiene la ventaja decisiva de que uno puede alegrarse más a menudo por pequeñas novedades, porque la alegría inicial al mudarse no depende de si se camina por un camino adoquinado o de grava hasta la casa. No es tan grave si se tiene la cabeza clara.