Nuestro arquitecto escribió un correo hace poco diciendo que se va de vacaciones unos días y que está pensando un plan de batalla. Estamos ansiosos.
Yo no, mi bola de cristal ve para sus vacaciones un plan de batalla en tres partes: 1. aplaudir al piloto al aterrizar, 2. todo lo que puedas comer, 3. comprar souvenirs. A ustedes eso no les ayuda :-(
Lo escribí al principio. Hay proveedores de casas prefabricadas que con gusto ejecutan los planos de vuestro arquitecto.
No importa si es contratista general de piedra o de madera: si llegas con planos para una casa que es un 40% demasiado grande y un 50% demasiado cara, tampoco la ajustarán mágicamente a medida (no podrán). Sino que tendrás la opción de que construyan una casa según los planos (y entonces demasiado cara) o según el presupuesto (y entonces de los planos no quedará más que detalles simbólicos). Con planos que desvíen tanto de lo deseado solo veo las dos opciones mencionadas antes o como “tercera” un compromiso entre ellas, pero poco más se puede hacer.
Por eso mi plan seguiría siendo que un abogado experto en derecho de arquitectos investigue, que “despelleje” los sueños del arquitecto sobre el pago por esa tontería, y conseguir, si es posible, una compensación adecuada por el tiempo perdido.