lo de la estática está sobrevalorado. [...]
¿qué va a presionar? ¿si ya la casa estaba en el suelo?
En las discusiones sobre muros de contención siempre me parece como si fueran reuniones de gente que nunca ha visto un deslizamiento de ladera tras una lluvia torrencial y en la clase de física solo han cursado un poco de óptica y electricidad.
Un lado (supuestamente) masa fija (más energía potencial) y el otro solo aire: claro que presiona, incluso si la resistencia interna de la masa "se opone" (pero entonces aún no es dramático). Si se moja demasiado (o sufre impactos similares), estar completamente rígido para volcar es comparativamente lo más valiente que puede hacer el muro.
El Teodoro en la portería todavía aguanta, el peinado con fijador también, pero el muro lamentablemente solo en la experiencia previa de papá.
Ayudan tres cosas, y de preferencia combinadas en esta triple competición: anclaje (que es lo que también hacen las piedras en L), inclinación contra la dirección de la presión, y "armado" (¡de la masa que presiona!) con raíces o algo parecido.
El armado en el muro no lo hace fuerte, sino solo rígido. Eso también es bueno y útil como cuarta medida, pero no reemplaza a las tres primeras. La rigidez del muro solo marca la diferencia entre desmenuzarse y volcar. Como para desmenuzarse se requieren fuerzas menores, para hacer visibles esas fuerzas, según la creencia popular, la rigidez se considera supuestamente suficiente excepto en eventos de un siglo.
Las fuerzas naturalmente se vuelven evidentes solo cuando una supera a la otra más que de manera equivalente; negar su existencia hasta entonces, sin embargo, puede ser un sacrilegio imperdonable.
Me atrevo a decir que se puede reconocer bastante bien a los constructores de muros de contención si son profesores de física, economistas o informáticos.