Por supuesto que lo hará, si es un profesional. Cuando la comisión es sencilla y bien financiada, también hay una solución. Al fin y al cabo, no solo cuenta la suma de la comisión, sino también el esfuerzo con el que esta se gana. Los problemas que se pueden resolver con dinero se resuelven más fácilmente con dinero. Los problemas que no se pueden resolver con dinero nunca deberían intentarse resolver con dinero. Es realmente sencillo.
No actuar con dudas sino de forma decidida.
Exacto - y si se trata de una comunidad de herederos, eso es en sí mismo
un problema que tampoco puede resolverse con dinero [I]. Pero tal vez con presión (en forma de un plazo: "por favor, transmita a sus clientes que nuestra oferta está vigente, pero solo hasta [en catorce días]"). Un agente inmobiliario no va a contarle a un interesado cuánto tiempo tardó el tío Gerd en dejar de interferir y que esta vez es la cuñada Brigitte. Al fin y al cabo, el honorario del agente es un medio de presión para actuar, porque normalmente se gana presentando la prueba de que se puede llevar a cabo la operación, no solo cuando uno se decide a realizarla. Si la comisión del agente puede ser exigida antes de la cita con el notario depende del contrato correspondiente. Pero en el peor escenario para el cliente, el agente podría exigirle poco antes de la prescripción que se considere ficticiamente cerrado el venta iniciada, porque él hizo su trabajo y no se puede esperar más. Las sensibilidades de que el coheredero X solo pueda asistir a una cita con el notario con personas de cabello rojo durante luna llena solo hacen que el agente quede sin comisión si descuidó el texto del contrato. Ahí yo pondría al agente en mi camino, porque que yo sepa solo hay dos tipos de agentes: los que son tan buenos que sus esfuerzos casi siempre tienen éxito (y logran eclipsar la tasa de esclarecimiento del inspector jefe Casualidad - aunque son los menos); y (más frecuentemente) los que terminan conduciendo taxis, regresando a casa de mamá o pidiendo dinero a su amigo Günni cuando otro esfuerzo no da frutos. Es decir: incluso si el agente se esfuerza por mantener la discreción diplomática, él mismo generalmente entiende el lenguaje del dinero, y ahí se puede (y debe - si es necesario, también por la noche o domingo) hablar claro con él como entre hijas de pastor. Si uno se concentra demasiado en su propia timidez, no se hacen negocios.