Aunque cada año se construyen miles de casas, en conjunto es una estructura bastante complicada, ya que muchos oficios diferentes se interrelacionan y hoy en día, debido a la construcción "rápida", apenas quedan márgenes de tiempo. Por eso, construir sin estrés es bastante difícil. Pero si se quiere hacer el menor esfuerzo posible, ayuda un buen arquitecto que también asuma la dirección de obra. Lamentablemente, he experimentado que hay pocos arquitectos que hagan tanto una buena planificación como una dirección de obra buena e intensiva. Como rara vez se cambia al arquitecto durante el proyecto, no es nada fácil encontrar a alguien así. Pero si se tiene a ese, puede aliviar mucho trabajo/estrés y también tomar decisiones. Al final, uno mismo debe invertir bastante tiempo y familiarizarse con el tema para saber sobre qué se está decidiendo. Ni el mejor arquitecto puede leer mentes ni prever el futuro. Cuántas veces he escuchado: "Si hubiera sabido que iba a ser así, no hubiera dicho que sí". Cuando se construye con un contratista general/contratista único, este generalmente trabaja para sí mismo y no principalmente para los propietarios. Por eso, aquí siempre se necesita un perito/acompañante de obra que apoye y posiblemente también quite estrés (p. ej., coordinación, requerimientos, etc.).
Desde mi punto de vista, lo mejor es informarse muy bien sobre sus socios contractuales antes, y no (solo) por internet, sino mediante conversaciones con constructores anteriores. Ahí se recibe mucha información y, sobre todo, indicaciones sobre qué hay que tener en cuenta. Lo mismo vale para los peritos. Además, se debe tener una buena química con sus socios contractuales. Es mucho más fácil discutir si se simpatiza, que si desde el inicio se nota que no están en la misma sintonía. Entonces, los problemas están casi asegurados, porque no existe un proyecto de construcción donde no surjan inconvenientes.