Sin embargo, el aire viciado y el moho no tienen una relación directa.
Las paredes húmedas/mohosas se forman de la siguiente manera:
En el interior hay una humedad absoluta alta. En la pared o la ventana, debido a la falta de aislamiento u otros puentes térmicos, hay temperaturas más bajas (por debajo del punto de rocío, puede calcularse).
Aquí se condensa el agua del aire, la pared se humedece y eventualmente aparece moho.
Esto también puede ocurrir, por ejemplo, en el marco de la ventana con ventilación permanente.
Por eso muchos fabricantes de ventanas dicen, por ejemplo, que las ventanas en edificaciones antiguas no deberían tener un valor U demasiado bueno, porque si no aparece moho. Pero esto no se debe al valor U, sino a que la ventana antigua estaba prácticamente ventilada de forma forzada.
Y en la ventana nueva y hermética el agua se condensa en ella y no en la pared.
El moho no solo depende de la ventilación, sino también de la calefacción. En particular, esta situación se vuelve crítica en edificios nuevos. Un edificio nuevo macizo necesita fácilmente dos años para que el agua introducida salga por completo.
Si se combina con un comportamiento de calefacción incorrecto, la situación se vuelve rápidamente crítica.