ypg
28.01.2023 14:18:44
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Creo que es una actitud muy buena y saludable. Uno lo tiene bonito, lo hace más bonito, tiene cosas que hacer. Se vive, y eso, hasta que en algún momento venga una nueva época con otra necesidad. Luego se ve. Si realmente uno quiere orientarse en otra localidad, también lo muestra el tiempo. Porque al fin y al cabo uno tiene recuerdos y ama esto o aquello que ha llevado a cabo. Para mí así es el curso de las cosas: crear algo, abordarlo creativamente y disfrutar de lo bello. Cuando uno ya no quiere, entonces se sigue adelante. Pero solo entonces. Aun así, no deberían excluirse los juegos mentales. Y estoy de acuerdo con en que este o cualquier adosado no tiene que ser una primera propiedad. Se puede pasar muy bien toda la vida allí. Y tú cuentas que es una casa agradable.Veo nuestra casa adosada como algo más que un trampolín. Para nosotros también es la casa en la que trajimos a nuestro hijo a casa, el jardín ha sido arreglado y modificado a mano, se plantaron árboles...
Sí, hay personas así. Estancan y no avanzan. Ahora es tu marido, y con él quieres vivir. Al revés, él quiere vivir contigo, y los cambios no son algo reprochable, sino el curso del tiempo, y él podría también dejarse llevar —aunque solo sea por el bien de la pareja. A mi marido tampoco le gusta ir de compras, prefiere ponerse ropa vieja que nueva, ama su sillón de anuncios de eBay con apariencia de cuero negro, que yo con gusto cambiaría. Pero le dejo su sillón, a cambio él me deja ser creativa y “observar” cómo pinto o cambio paredes o muebles... y al final alaba el conjunto. Porque el hecho es: tu marido no tiene sueños y no tendrá sueños. Al menos no de esos por los que quiera trabajar y que quiera realizar. Si en 15 años surge el tema "bungaló" o "cambio de lugar", probablemente pondrá eso mismo en duda, porque en los últimos 20 años también ha sido bonito vivir en la casa adosada. Sobre la escalera: es una escalera de los 2000, pero hay cosas peores, no es necesario hacer todo nuevo cada década. Yo no pensaría en forrarla en las curvas. Si vuestro hijo ya no necesita la barandilla, probablemente pintaría la pieza con un bonito color (pintura de tiza), para que encaje con el conjunto. Ya sea blanco o negro, turquesa, petróleo o un amarillo suave... para nosotros da igual, para vosotros es una meta para la cual se puede esperar con ilusión. Y cuando se venda la casa, la imagen general también le gustará al comprador potencial. O él mismo cambiará lo que quiera en una casa de entonces 30 años.Él también usaría un suéter durante 20 años, si no se deshilachara antes, y tampoco necesitaría más de tres. Durante nuestro matrimonio poco a poco va adquiriendo el gusto de que se puede gastar dinero en algo bonito, pero no está realmente programado para eso.