También incluiremos una ventilación central controlada de espacios habitables, y en general estoy a favor de ello. La parte de aire fresco del sistema no me preocupa, sino más bien la parte de aire de extracción, especialmente el intercambiador de calor. Debido a un diseño abierto del espacio con galería - espacio aéreo entre planta baja y planta alta - es casi imposible evitar que el aire de la cocina, cargado de humedad, grasa y olores, sea extraído en muchas partes de la casa. La humedad se condensa entonces parcialmente en el intercambiador de calor, de modo que inevitablemente se depositan y acumulan grasa y otras partículas. Mientras el sistema esté activo, los olores se dirigen hacia el exterior, por lo que no hay problema. Sin embargo, tan pronto como el control pausa temporalmente el sistema o lo pone en el nivel más bajo (por ejemplo, por temperatura), abrir la puerta principal con viento, etc., puede crear un vacío en la casa, que se puede equilibrar mediante un contra-flujo breve desde la salida de aire de la ventilación controlada de espacios habitables. Entonces, aire cargado de olores llega a las áreas habitables. Es decir, una limpieza profesional y regular del sistema parece imprescindible, pero no es barata porque requiere mucho tiempo. Con los olores es algo complicado, quien vive mucho tiempo en su casa deja de percibir la carga creciente de olores con el tiempo, lo que también respalda los testimonios "que ni huele mal después de 10 años". En general, ya me hago mis reflexiones al respecto, a medida que la casa se concreta más. Sin embargo, renunciar a ello por razones conocidas tampoco es una opción. ...Dilema...