Justo con una calefacción por suelo radiante lenta, encuentro genial una chimenea. Durante el día, cuando uno se mueve, los 21 grados a los que está regulada la calefacción por suelo radiante son suficientes. Pero por la noche, cuando estamos sentados, no es lo suficientemente cálido para nosotros. Así que en invierno y en la temporada intermedia calentamos a menudo por la noche además con la chimenea. No querríamos prescindir de ella.
Sé , que ambos ya habíamos hablado de esto aquí una vez y ni siquiera quiero afirmar tener más razón que otros; como suele pasar, simplemente existen diferentes opiniones y, sobre todo, percepciones. Para nosotros fue como tú lo describiste y no nos resultó cómodo, sino más bien molesto. Habíamos regulado la temperatura “normal” de confort con la calefacción por suelo radiante (más bien un poco menos, porque no nos gustan las habitaciones sobrecalentadas) y cuando la chimenea estaba encendida con su respectiva potencia, rápidamente nos resultaba demasiado caliente y abríamos la ventana incluso en invierno. La calefacción por suelo radiante nos daba “nuestra” temperatura, ¿para qué debería la chimenea entonces calentar más allá del confort? O la necesitábamos porque antes hacía demasiado frío, pero en ese caso la calefacción por suelo radiante estaba regulada demasiado baja.
El “problema” de la calefacción por suelo radiante es justamente su lentitud, por eso no queríamos tenerla más. En la casa nueva, por ejemplo, tenemos grandes ventanales y aún en invierno (no en los días congelantes) a partir de las 9 h ya hace calorcito agradable gracias al sol y sin ninguna calefacción, por la tarde disminuye y entonces calentamos un poco con la chimenea (o infrarrojo o aire acondicionado), según lo que necesitemos en cada momento. Una calefacción por suelo radiante no podría reaccionar tan individual y rápido, por eso a menudo nos resultaba demasiado caliente. Sin embargo, frecuentemente leo sobre temperaturas estándar en las habitaciones que para mí serían desagradables, así que puede ser también, como indicaste, algo muy individual.
Nosotros tenemos un perfil de uso diferente o una forma de vida distinta y precisamente ahí deberían los constructores fijarse bien, es decir, cómo son sus percepciones individuales, porque ninguna clase de calefacción puede cubrir eso para todos, por suerte.
Mi esposa, por ejemplo, no está en casa durante el día y yo estoy principalmente en la planta superior abierta cuando estoy en casa y a veces no hay calefacción en la planta baja, salvo puntualmente arriba conmigo. Eso tiene que ajustarse siempre a cada caso de uso, simplemente creo que uno debería pensarlo muy bien porque es un gasto caro para un capricho agradable que además, como aquí, conlleva consecuencias de espacio. Conozco a personas con una chimenea bonita, pero la usan máximo 3-4 veces en invierno. Ahí preferiría usar mi dinero de otra forma para ganar confort en la casa.
Por lo tanto, no te contradigo, porque para tu percepción es así, pero para mí no funcionaba en absoluto y la bonita y cara chimenea siempre permaneció apagada.