Discusión interesante. En general, también estoy de acuerdo en que el (electro)infrarrojo solo tiene sentido si la casa está cerca del estándar de casa pasiva. De lo contrario, se convierte en un devorador de electricidad. Pero si la casa tiene un bajo consumo, puede ser útil ahorrar mucho en la instalación de la calefacción para luego pagar un poco más durante el funcionamiento.
Sin embargo, quiero matizar un punto que ha surgido varias veces aquí: las calefacciones por suelo radiante no son responsables de que la casa se caliente demasiado. Eso podría haber ocurrido en el pasado, cuando se usaban más de 40° a través del suelo radiante. Entonces la inercia térmica era un problema. Hoy en día se trabajan entre 25-30°. Esto da temperaturas de suelo de 23 a quizá 27°. La física establece que debe existir una diferencia de temperatura (Delta-T) de al menos 3° entre el suelo y la habitación para que se transfiera energía. Por lo tanto, si la habitación es calentada a 24° o más por cargas externas (sol, estufa), la calefacción por suelo radiante NO PUEDE transferir energía a la habitación. Al contrario: después de varias horas de calor, absorbe energía y la distribuye por la casa. (admito que es algo académico)
En un suelo radiante bien calculado no hay que tener miedo de eso. Entonces solo podrían ser responsables un voladizo de techo insuficiente al sur o la estufa de leña. O la fiesta. ;-) Pero esto es igual en cualquier casa, independientemente del suelo radiante. Que por cierto es solo una calefacción por infrarrojos que funciona con agua.
Lo que hay que descartar en cualquier caso en una casa bien aislada es tener temperaturas muy diferentes entre las habitaciones. Eso no es útil ni para la eficiencia energética de cualquier sistema de calefacción ni para la protección del edificio. Y solo conozco a personas que, tras un corto periodo de adaptación, ya no querrían prescindir del nuevo "modo" de calefacción.
Mis abuelos eran de una casa de campo. Allí no se calentaba por la noche y solo se calentaba la cocina por la mañana. Algún día llegó la calefacción central, que naturalmente estaba apagada casi todo el tiempo porque cuesta dinero. Ahora cada habitación tiene sus 20° las 24 horas y no podrían estar más felices. A mis padres tampoco les molesta que en la casa nueva no haya corrientes de aire. Y la renovación de mi casa antigua la hice por razones medioambientales, pero a posteriori la ganancia de confort (incluso reduciendo el consumo de energía para calentar) sería argumento suficiente. Cada habitación se puede usar de forma permanente, ya no huele a aire de calefacción y los suelos se pueden pisar sin zapatos durante todo el año. Por cierto, sin termostatos ni estar girando reguladores continuamente. Un sueño.