En la visita a la fábrica, el director general nos dijo que no se tenía mucha estima por el marketing (lo cual firmaría dada la exteriorización aburrida) y en su lugar se apostaba por las recomendaciones de los clientes.
No
en su lugar, sino que
es una estrategia de marketing. Yo mismo he sobrevivido años gracias a ello, en los que los competidores pudieron conocer las peores morales de pago, primero confiando en que "la manzana no cae lejos del árbol" y luego, segundo, practicando el posicionamiento negativo en buscadores. 1. significa el simple conocimiento de que nadie recomienda a sus peores enemigos una empresa con la que está satisfecho, sino a sus amigos: los clientes agradables traen clientes agradables con comportamientos y actitudes similares, incluida su moral de pago; los indecisos conocen a indecisos. 2. significa que la publicidad que cualquier tonto encuentra también trae al anunciante a todos los tontos como clientes.
Cuando una empresa asocia el "marketing" con repartir globos publicitarios y por eso renuncia al marketing en el sentido de una clara orientación al grupo objetivo, es imprudente desde el punto de vista empresarial. Muchos competidores tienen una estrategia: por ejemplo, Kampa quiere ganar a los descendientes con una distancia de una generación y media de los clientes que compraron al anterior propietario de la marca; Danwood y Scanhaus Marlow intentan aprovechar el nombre para montarse en la imagen de IKEA. Y Xella hace la divertida prueba A/B vendiendo los mismos bloques de hormigón celular paralelamente en bolsas amarillas (Ytong) y naranjas (Hebel). VAG lo ha demostrado, Seat y Skoda son el "Volkswagen de Ratiopharm" y bajo la etiqueta Audi se puede pagar más por la galleta doble como Prinzenrolle. Aquí incluso hay que caminar bajo la lluvia si se visitan los showrooms de ambas marcas en la misma propiedad. Mercedes ofreció el smart (fourtwo) en torres de puerta de cristal para máquinas de chicles. Por lo tanto, marketing muchas veces significa que el humor no falta en la compra. También se toma con gusto la "marcación personal" en el duelo Coke-Pepsi, Aldi y Lidl prefieren contratarse a la vista uno del otro.
Con los grandes hay un acuerdo y procesos con clientes de referencia. En ellos se establece que no se debe hablar mal (lo cual es lógico) y en su caso se recibe una remuneración por recomendación de clientes o algún tipo de beneficio.
En referencias verdaderas también debe incluirse la clara mención de potencial de mejora y/o la gestión de reclamaciones. El descuento es una remuneración / compensación por la molestia causada por los interesados que preguntan. Y mi coche también debería estar un poco más limpio en el camino de entrada cuando llaman. No se trata (ya) de sobornos para lisonjear (eso fue en los 90). En los años cero se hacía luego "lo de las banderitas".