Lo que me parece un poco difícil es que a los 34 años ya te comprometas a que no van a venir más hijos, ningún compañero con un hobby que ocupe mucho espacio (por ejemplo, trineos de perros...) etc.
Entonces te quedas ahí con tu casita pequeña...
El trabajo en el jardín: siempre depende de cómo diseñe mi jardín. Hay variantes que requieren poco mantenimiento.
Sí, puedo entender que a veces moleste estar rodeado de personas que no tienen el mismo ritmo de vida que uno mismo. Para eso hay un reglamento de la comunidad. Muy simple. Y normalmente se permite poner la lavadora de 7 a 22 horas. ¿Qué se supone que debe hacer una familia con un niño pequeño que por la noche se ha ensuciado de arriba a abajo vomitando y cagando? ¿Esperar hasta las 8 de la mañana para poner la lavadora? Yo también la pondría a las 3 de la madrugada y, a lo sumo, al día siguiente le explicaría a mis vecinos por qué fue así.
Ponte una piel dura, mira qué dice el reglamento y remite a los que se quejan a ese documento.
Por lo demás, yo seguiría viviendo en el apartamento cooperativo, barato y bastante cómodo en cuanto a espacio (75 m² para una persona está bien), y seguiría aumentando mi capital propio. Seguiría mirando si aparece algo interesante en el mercado, seguiría informándome sobre constructores y conceptos, me actualizaría en ferias de oficios (cuando vuelvan a celebrarse) sobre tecnología del hogar y decoración interior, y seguiría respondiendo a los compañeros de piso que se quejan con una sonrisa diciendo que se cumple escrupulosamente el reglamento (¡sonreír es la mejor manera de mostrar los dientes!). Y entonces probablemente se verá si tu situación personal sigue igual o no. Y si justo aparece ese inmueble, puedes lanzarte. No importa si es un terreno, la oferta de un constructor general o una vivienda existente, eso es totalmente irrelevante. Y como hasta entonces habrás acumulado conocimientos y capital propio, tendrás una posición mucho mejor.
Y quizá un compañero que se mude contigo (¡y eso encanta a cualquier banco! Dos que pagan, ¡perfecto! ¡Bravo!).
Nunca he sido especialmente afín a los niños, pero creo que a los 34 no habría descartado categóricamente que no pudiera venir uno más. Yo no lo descartaría del todo.