Tampoco me gusta la diferenciación explicada en el punto 1 entre ayudantes y oficiales especializados.
Los clichés a menudo encajan, a menudo fallan igualmente, y independientemente del motivo, pueden herir. En ese sentido, uno puede plantearse si el uso intencionado fuera de la literatura y demás arte es realmente necesario.
Di mejor Estrich- (o de construcción) Heini, no porque así se designe a un alemán bio, sino porque el añadido popular Heini lleva siglos en nuestro idioma para referirse a un representante intercambiable de su gremio. Entonces todos entienden lo que quieres decir.
La frecuencia percibida con la que los clichés son acertados está directamente relacionada con su repetición. La energía sigue a la atención. [...] Es precisamente esta mecánica la que constituye el veneno en muchas afirmaciones y que, con la repetición constante, mueve a las masas.
Lamentablemente no es un cliché que el oficial especializado impecablemente cualificado, al emigrar, fracase porque "Bolonia" solo ha mejorado el reconocimiento de las titulaciones académicas extranjeras, pero desgraciadamente no el de los diplomas extranjeros de oficial, y por ello debe registrar un oficio en un sector de la construcción sin maestro. Para llegar mejor a fin de mes, aplica su habilidad también en otros oficios y se convierte en un subcontratista libre muy solicitado por los contratistas generales (hubiera podido decir “chico para todo”, pero entonces probablemente me habrían criticado otra vez por la falta de lenguaje inclusivo). Lamentablemente a las masas no les importa en absoluto que las cámaras de oficios alemanas practiquen un proteccionismo corrupto; como dije, a la Olga que trabaja cuidando le pasa lo mismo con el no reconocimiento de su cualificación como profesora de secundaria. ESO es el escándalo. Con gusto rebautizo —presuponiendo el consentimiento de @Nordlys *sonrisa*— a sus “Estrich-Achmeds” en “subcontratistas libres”. Sin embargo, como viejo heisenbergiano —no siempre fui ventanero— quisiera señalar que el argumento de @hampshire en el post #43 es contraproducente en la medida en que desvía la atención del hecho de que la ignorancia con respecto a títulos obtenidos en el extranjero afecta principalmente a oficiales especializados de países de origen donde no suelen llamarse Heinrich. Así que fuera de Alemania, esos nombres serían más frecuentes en Polonia, pero eso es la UE y este fenómeno no se aplica así. Por si alguien no lo ha entendido aún, lo repito con gusto: en mi explicación NO se trata de una
diferenciación entre ayudantes y oficiales especializados. Sino que el problema —y "Estrich-Achmed" SOLO LO NOMBRA— radica en que las instituciones que supervisan el acceso al mercado de los autónomos de la construcción reclasifican por ignorancia sus cualificaciones de oficiales especializados a ayudantes
de forma arbitraria.
falta de solapes porque da pereza cortar. Bolsillos chapuceros y filas torcidas.
Tener en cuenta las medidas de solape sería cosa del albañil, sí —los bolsillos chapuceros, en cambio, normalmente se arruinan ya en la fase de planificación: es decir, cuando el planificador se aparta de la medida reglamentaria de tal manera que no puede arreglarse con el corte de piedra (o solo violando las medidas de solape). Un aspecto, por cierto —para volver al tema— que no afecta al robot de presión de hormigón pero sí al robot colocador de piedra, y desafortunadamente en la misma medida que al aprendiz de albañil principiante o a su sustituto durante la enfermedad, el subcontratista libre :)