Desde mi punto de vista, desde hace algún tiempo se presta demasiada atención al aislamiento y muy poca a la capacidad de almacenamiento. Si se construye la casa con materiales con buena capacidad de almacenamiento, por ejemplo, arlita (Liapor), y quizá se hace un tejado macizo de ladrillo, entonces en invierno la temperatura no baja inmediatamente si se ventila adecuadamente, y en verano tampoco se necesita un aire acondicionado. Y también debería ser posible diseñar una bomba de calor (¿piensas más en perforación profunda o en colectores de superficie?) de tal manera que se pueda prescindir completamente de la conexión de gas y de la chimenea. Por cierto, en ese caso yo pensaría más en una calefacción de pared que en una de suelo radiante, pero eso es cuestión de gustos. Y la electricidad para ello, claro, del techo.
Así que, en mi opinión, aunque soy un aficionado a la tecnología, no se debería exagerar con ello en la casa. Todo cuesta mucho dinero, hay que darle mantenimiento, puede estropearse mucho y básicamente se corre detrás de cada tendencia para resolver los problemas derivados con más tecnología adicional. No es un buen desarrollo...
Así que, idealmente, solo se necesita fotovoltaica en el techo y una bomba de calor con perforación profunda o colectores de superficie. Lo demás debe hacerlo la física por sí sola. En verano, el sistema también puede funcionar en modo inverso.