No, eso no es cierto en absoluto.
La verdad es más bien que todas las generaciones desde y incluyendo a los baby boomers se han acomodado con lo que se construyó durante el milagro económico hasta los años 70. Gran parte de los puentes, autopistas, instalaciones industriales, también centrales eléctricas, etc., proviene de esa época y ahora está irremediablemente obsoleta; con un mantenimiento continuo, en muchos casos se podría haber evitado.
Isar 2 se comenzó a construir en 1971 y se puso en funcionamiento en 1979. Se aprovechó hasta hace pocos meses...
Y la verdad también es que nos hemos apoyado en el “dividendo de la paz”. Una parte considerable de los costos actuales surge también porque Rusia de repente ya no es amiga y tenemos que ir revisando lentamente nuestra querida táctica de externalizar todo al extranjero más barato.
La Bundeswehr debe recibir nuevamente mucho más dinero, etc.
Además, lamentablemente no se escuchó a institutos reconocidos y se resistió demasiado tiempo a la transición energética.
La subvención al seguro de pensiones representa, por cierto, casi una cuarta parte del presupuesto federal y sigue creciendo y creciendo. Porque la gente gana cada vez menos, cualquier trabajador simple asalariado está básicamente en riesgo de pobreza en la vejez...
Ah, y solo el servicio de la deuda en el presupuesto federal ha aumentado de unos pocos miles de millones de euros a casi 40 mil millones en 2024. Simplemente porque han subido los intereses.
Los refugiados, las guarderías, etc., no son más que cortinas de humo. Desde los años 80 hemos vivido de nuestra sustancia y más allá de nuestras posibilidades. Ahora de repente todo tiene que pasar a la vez. Reparación, construcción nueva, transición energética, mantener o traer de vuelta la industria al país, no perder el contacto con tecnologías del futuro (movilidad eléctrica, baterías, IA, farmacia, Big Data)...
Y todo esto con una juventud que ya no tiene ganas de trabajar, contra una juventud en Asia y Sudamérica que quiere nuestra prosperidad y está dispuesta, si es necesario, a trabajar 80 horas a la semana.