11ant
22.01.2024 15:10:34
- #1
La primera conversación para conocer y con vistas a la adquisición para el arquitecto normalmente debería ser gratuita.
Los arquitectos ganan su sustento con la planificación profesional de edificios, y no con citas rápidas para personas interesadas en construir. ¿Deberían ser la cocina comunitaria del ejército de salvación y el ropero de Cáritas quienes se encarguen del arquitecto, o cómo se supone que deben funcionar económicamente las primeras consultas gratuitas? - No existen fondos para eso, uno siempre es paciente privado con el arquitecto. ¿O debería, por ejemplo, la KfW emitir vales para asesoramiento?
Quien quiera conocer a Mr. Right antes, puede visitar su sitio web. No funciona regalar tiempo para audiencias individuales. Con gusto también asesoro sobre cómo elegir arquitectos. Los castings, donde los académicos suplican al cliente rey por la adjudicación, quedan reservados al mundo de la televisión privada ;-).
Pero normalmente ahí tampoco hay asesoramiento específico sobre el objeto, sino más bien charlas generales.
Y precisamente eso es una pérdida de tiempo, que nadie debería imponer a otro (y realmente tampoco a sí mismo).
Por todo lo que significa trabajo, se pide dinero si uno no se descuida (y está acostumbrado a los diseños "gratis" de las empresas generales) - sin embargo, un buen arquitecto también debería advertirlo.
Lo que genera la mayor parte del trabajo en la planificación, también ahorra la mayor parte del dinero en la ejecución: la fase de servicios 5. La HOAI ya señala el derecho fundamental a la remuneración por trabajo cualificado, independientemente de si se acuerda aplicar o no su(s) tabla(s) de honorarios.
Para una primera consulta, en cambio, ¿qué impedimento hay para preguntar a un arquitecto cuánto cuesta exactamente y exigirle una oferta por escrito?
Para eso se debería, por favor, tomar el teléfono. Por cierto, los buenos arquitectos casi no tienen tiempo para escribir ofertas para cualquiera que sea. Es útil presentarse indicando de quién se viene recomendado. Esto puede ser de un cliente, un constructor, un colega o también un asesor de construcción. Lo importante es que el profesional reconozca que no es un aspirante cualquiera quien quiere robarle su tiempo por diversión, porque le divierten los castings.