Seguro que me habéis entendido mal... Por supuesto, primero me presentaré amablemente y trataré de encontrar juntos un camino que sea justo para ambos.
Si mi vecino se niega completamente y de ninguna manera quiere acordar algo conmigo (esa ha sido la impresión que he tenido hasta ahora de él, aunque sólo he intercambiado dos frases con él), entonces construiré allí los muros que necesite en mi propiedad. Por supuesto, no llegaré allí con una actitud exigente, eso está claro; primero preguntaré cómo se ha imaginado todo.