Bueno, sí que hace una diferencia si uno es techador, panadero o desarrollador de aplicaciones.
Aparte del comentario, ¡¿a qué te refieres?!
Para que la BU pague tiene que pasar bastante, una parte considerable de los casos también termina en tribunales.
Paga cuando estás incapacitado para trabajar, como su nombre indica.
La definición correspondiente y los márgenes de interpretación se establecen contractualmente. Seguramente existen pólizas (baratas) cuyo "letra pequeña" puede causar muchos problemas (por ejemplo, referencia abstracta o preguntas de salud mal formuladas), pero eso no significa que el seguro de incapacidad laboral sea malo per se, sino solo la póliza concreta... y esa no tienes que firmarla.
De forma análoga, el ejemplo de la construcción de una casa con un contratista general (GU): solo porque algunos GU usen descripciones de prestaciones de construcción insuficientes y se aprovechen a espaldas de los propietarios (y terminen quizás también en tribunales) no significa que se deba demonizar la construcción con GU en sí.
Sin embargo, es carísimo y el riesgo merece discusión.
¿Qué significa "carísimo" en este contexto? Claro, tampoco querría pagar la póliza para un techador de finales de los 30 (especialmente en relación a su ingreso), pero para los "trabajadores de escritorio" que probablemente están aquí hablando, los pagos rondan los 100€.
Sobre riesgos, probabilidades de ocurrencia, etc., por supuesto se puede debatir mucho y nunca se llegará a un consenso. Afortunadamente, la mayoría de nosotros nunca tendremos que hacer uso de un seguro así, y aun para quienes tengan la mala suerte, probablemente se trate mayormente solo de un período manejable que también se podría cubrir con reservas de efectivo apropiadas.
Pero el hecho es: con una financiación de vivienda y niños en el fondo, la pérdida del principal sostén económico puede ser potencialmente amenazante para la existencia. Frente a eso están las primas ahorradas durante el período crítico de 20 años, equivalentes al valor de un garaje. Para mí personalmente, el esfuerzo y el posible beneficio no guardan proporción que justifique jugarse el todo por el todo.