Creo que ambos tienen algo de razón:
¿Sabes que tu argumentación es errónea?
Precisamente porque está tan bien aislado, existe un gran riesgo de formación de moho.
Entonces las casas antiguamente no deberían haber tenido moho. Pero sí lo tenían, y no en poca cantidad. Allí, además de los puentes térmicos, con frecuencia la humedad ascendente es el problema.
La humedad debe salir de la casa, ya sea nueva o antigua.
sino de la transpiración de nuestros cuerpos (varios litros por noche, aunque cuánto exactamente debo suponer),
Varios litros me parece mucho, entonces cada mañana estaría unos kilos más ligero. Dieta mientras duermo
Por intuición apostaría por unos 500 ml o 0,5 kg, si comparo la balanza por la noche y por la mañana.
Con el aire de la calefacción, por lo tanto, las habitaciones sin ventilar son propensas al moho.
Lo correcto es que el moho aparece donde hay humedad.
El problema no es el aire de la calefacción en sí, sino si existen grandes diferencias de temperatura.
Si dejas una habitación sin calefacción pero con las puertas abiertas, entonces el moho aparecerá en la habitación sin calefacción.
El aire cálido y húmedo de las otras habitaciones se enfría en esa habitación y no puede retener la humedad, que se condensa en ventanas, paredes, etc., y ahí es donde aparece el moho.
Tuvimos ese problema muy fuerte en nuestro último apartamento. En la oficina también tenía la gata su territorio. Por eso la puerta siempre estaba abierta. Sin calefacción había problemas de moho. Si encendíamos un poco la calefacción, mejoraba.
En verano ocurre algo similar, pero sin calefacción:
Afuera aire cálido y húmedo. Dentro del apartamento, gracias a las gruesas paredes de piedra natural, está fresquito. Dejar las ventanas entreabiertas provocaba moho en las paredes.
Al menos en nuestra casa de obra sólida hemos vivido bien sin ventilación controlada. Ventilamos bien dos veces al día y hasta ahora no ha habido moho.
La ventilación controlada te ahorra algo de tiempo libre. Cada uno debe decidir si vale la pena dedicar 20 minutos diarios para abrir y cerrar ventanas 2 o 3 veces. Lo mismo aplica para otros ayudantes, desde los electrodomésticos habituales como el lavavajillas y la lavadora hasta el aspirador automático, el cortacésped automático y el sistema de riego automático.