angoletti1
29.01.2014 14:58:42
- #1
Jeje, me alegra saber que no fui el único al que le pasó eso. Hace unas semanas intenté jugar más con la vendedora de lo que ella jugaba conmigo.
En la publicidad decían por todas partes que te regalan los electrodomésticos, etc... lo típico.
Primero fui solo y después del saludo, claro, vino la pregunta sobre el presupuesto. Traté de ser reservado, pero la señora no quiso darse por vencida, así que... "7000€ con encimera de granito es mi límite máximo". Ella empezó a toser y yo ya quería darme la vuelta hacia la salida, pero ella quiso intentar mantenerse en ese rango.
Pasé con ella 3,5 horas armando, planificando, mirando, pensando en la cocina y así sucesivamente. Solo me interesaban las formas y los electrodomésticos. Salió un total de 18.000€ sin granito. Restando todos los electrodomésticos que me regalarían y bla bla bla, quedamos en 12.000€ si decidía hoy mismo y con una oferta limitada en el tiempo y de todos modos. Eso no iba conmigo, se lo dejé claro de inmediato: que hoy no firmo nada, sino que espero a venir con mi esposa para decidir sobre color y detalles, cuando el precio sea aceptable y no tan irreal. "Sí, pero con los frentes de alta calidad que se pintan x veces y todo eso, es caro blub blub blub" (en cierto punto dejé de escuchar).
No me interesa nada de eso, esta es la única cocina que me gusta y mi presupuesto está fijo porque no tengo una multiplicación milagrosa de dinero. Después de que me mantuve absolutamente firme y su jefe estuvo dos veces en medio, y ella también se fue a consultar con su jefe, llegamos a 9.000€. Justo está bien, mi presupuesto era en realidad 10.000€ y claro, sé que por eso no me darán granito. Después de 4 horas ella estaba visiblemente agotada, yo había bebido bastante y comido pastel. Me dijo que volviera pronto porque la oferta solo duraba unos días y así. Sí, sí, ya entiendo, pero bueno, jugamos el juego.
Al día siguiente fui con dos mujeres. En este punto debo decir que no me importa mucho la cocina, solo debe gustarme visualmente cuando entro en ella, lo demás no me interesa. Como era de esperar, el frigorífico que escogí era muy pequeño, el fregadero necesitaba un fregadero auxiliar, el lavavajillas algunas funciones extra, otro color, otra encimera, una mejora para el horno y la campana extractora de cristal negro puro. Bueno, qué más da, para mí sigue igual en cuanto a estética y distribución. De repente la vendedora se negó a incluir todas las cosas elegidas porque "superamos ampliamente el presupuesto". No me importó nada, las mujeres eligieron, así que hazlo, si no nos vamos.
Después de 3 horas más, el fregadero más caro de la exposición y un montón de gadgets, ya teníamos todo listo. Ella empezó a hacer cuentas de nuevo y llegó a un precio de más de 22.000€ en vez de los 18.000€ anteriores. Le dije claro que no tenía ganas de repetir las discusiones de ayer y que mejor nos ahorráramos eso. "Con todos los cambios tenemos un sobreprecio de más de 4000€, mucho más de lo que quería gastar." Buen intento, menos mal que no tenía más planes hoy. "Ese precio ya lo discutimos ayer, hoy solo son los detalles, pero ya está claro, así que terminémoslo."
Luego 20 minutos de excusas sobre vivir y dejar vivir, que no se puede y demás. Bueno, me recosté relajado, la dejé hablar y pensé en la cena. Le propuse un compromiso, no estoy dispuesto a pagar más, pero como las dos mujeres impulsaron las mejoras, pueden soltar un par de cientos cada una para llegar a 9200€. Lo de siempre, preguntar al jefe, él vino, nos habló muy amablemente. Lo miré serio, ya me coloqué la chaqueta sobre el brazo, que quería firmar ya. Entonces él comprendió que nos habríamos ido de no ser así y sacó todo para imprimir.
Mira tú, pasamos de más de 22.000€ a 9.200€, con entrega, montaje, 5 años de garantía y una revisión gratuita después de 12 meses para ajustar puertas y esas cosas. Creo que fue más o menos justo, al menos podía aceptarlo. Lo gracioso fue que las dos mujeres se mantuvieron totalmente al margen en las negociaciones y siempre me dirigían a mí. Si alguna de ellas hubiera cedido, pensado o elogiado la cocina tan maravillosa, habría perdido mi posición de negociación. Menos mal que busqué esto 9 meses antes de que la casa estuviera terminada, no tenía prisa y hubiera regresado a casa si no salía como quería. La vendedora lo sabía, bajo el lema "NO tengo que comprar la cocina aquí hoy".
Estoy seguro que ellos aún ganan bien, lo cual está bien, pero no tengo que hacer rico a otro...
En la publicidad decían por todas partes que te regalan los electrodomésticos, etc... lo típico.
Primero fui solo y después del saludo, claro, vino la pregunta sobre el presupuesto. Traté de ser reservado, pero la señora no quiso darse por vencida, así que... "7000€ con encimera de granito es mi límite máximo". Ella empezó a toser y yo ya quería darme la vuelta hacia la salida, pero ella quiso intentar mantenerse en ese rango.
Pasé con ella 3,5 horas armando, planificando, mirando, pensando en la cocina y así sucesivamente. Solo me interesaban las formas y los electrodomésticos. Salió un total de 18.000€ sin granito. Restando todos los electrodomésticos que me regalarían y bla bla bla, quedamos en 12.000€ si decidía hoy mismo y con una oferta limitada en el tiempo y de todos modos. Eso no iba conmigo, se lo dejé claro de inmediato: que hoy no firmo nada, sino que espero a venir con mi esposa para decidir sobre color y detalles, cuando el precio sea aceptable y no tan irreal. "Sí, pero con los frentes de alta calidad que se pintan x veces y todo eso, es caro blub blub blub" (en cierto punto dejé de escuchar).
No me interesa nada de eso, esta es la única cocina que me gusta y mi presupuesto está fijo porque no tengo una multiplicación milagrosa de dinero. Después de que me mantuve absolutamente firme y su jefe estuvo dos veces en medio, y ella también se fue a consultar con su jefe, llegamos a 9.000€. Justo está bien, mi presupuesto era en realidad 10.000€ y claro, sé que por eso no me darán granito. Después de 4 horas ella estaba visiblemente agotada, yo había bebido bastante y comido pastel. Me dijo que volviera pronto porque la oferta solo duraba unos días y así. Sí, sí, ya entiendo, pero bueno, jugamos el juego.
Al día siguiente fui con dos mujeres. En este punto debo decir que no me importa mucho la cocina, solo debe gustarme visualmente cuando entro en ella, lo demás no me interesa. Como era de esperar, el frigorífico que escogí era muy pequeño, el fregadero necesitaba un fregadero auxiliar, el lavavajillas algunas funciones extra, otro color, otra encimera, una mejora para el horno y la campana extractora de cristal negro puro. Bueno, qué más da, para mí sigue igual en cuanto a estética y distribución. De repente la vendedora se negó a incluir todas las cosas elegidas porque "superamos ampliamente el presupuesto". No me importó nada, las mujeres eligieron, así que hazlo, si no nos vamos.
Después de 3 horas más, el fregadero más caro de la exposición y un montón de gadgets, ya teníamos todo listo. Ella empezó a hacer cuentas de nuevo y llegó a un precio de más de 22.000€ en vez de los 18.000€ anteriores. Le dije claro que no tenía ganas de repetir las discusiones de ayer y que mejor nos ahorráramos eso. "Con todos los cambios tenemos un sobreprecio de más de 4000€, mucho más de lo que quería gastar." Buen intento, menos mal que no tenía más planes hoy. "Ese precio ya lo discutimos ayer, hoy solo son los detalles, pero ya está claro, así que terminémoslo."
Luego 20 minutos de excusas sobre vivir y dejar vivir, que no se puede y demás. Bueno, me recosté relajado, la dejé hablar y pensé en la cena. Le propuse un compromiso, no estoy dispuesto a pagar más, pero como las dos mujeres impulsaron las mejoras, pueden soltar un par de cientos cada una para llegar a 9200€. Lo de siempre, preguntar al jefe, él vino, nos habló muy amablemente. Lo miré serio, ya me coloqué la chaqueta sobre el brazo, que quería firmar ya. Entonces él comprendió que nos habríamos ido de no ser así y sacó todo para imprimir.
Mira tú, pasamos de más de 22.000€ a 9.200€, con entrega, montaje, 5 años de garantía y una revisión gratuita después de 12 meses para ajustar puertas y esas cosas. Creo que fue más o menos justo, al menos podía aceptarlo. Lo gracioso fue que las dos mujeres se mantuvieron totalmente al margen en las negociaciones y siempre me dirigían a mí. Si alguna de ellas hubiera cedido, pensado o elogiado la cocina tan maravillosa, habría perdido mi posición de negociación. Menos mal que busqué esto 9 meses antes de que la casa estuviera terminada, no tenía prisa y hubiera regresado a casa si no salía como quería. La vendedora lo sabía, bajo el lema "NO tengo que comprar la cocina aquí hoy".
Estoy seguro que ellos aún ganan bien, lo cual está bien, pero no tengo que hacer rico a otro...