Yo menos, pero mi esposa sí mucho más. En el vecindario donde vivimos hay un pino negro de 30 m. Con cada tormenta, a mi esposa se le pone el culo de corbata.
La sombra no es tan terrible ahora.
De todos modos no me gusta la luz solar directa.
Como trabajador, uno llega a casa por la tarde, entonces los árboles ya no están en el camino. De este a oeste, por suerte todo está libre.