Para eso sirve: para que al tomar posesión se documenten los defectos, se acepte la casa de todas formas y luego se reparen los defectos según el protocolo.
Si solo hubiéramos documentado los defectos pero aun así aceptado, habríamos tenido que pagar todas las prestaciones parciales y el pago final, como si la casa estuviera libre de defectos. Además, con la aceptación habría comenzado inmediatamente el plazo para reclamaciones por garantía.
Los defectos aún eran grandes, el contratista general parecía estar en problemas, la insolvencia no estaba descartada. Por eso el consejo del abogado fue "no aceptar",
para poder retener dinero en caso de una ejecución sustitutiva. Si hubiéramos aceptado y pagado, probablemente nos habríamos quedado con todo, él no habría hecho nada más, habríamos tenido que demandarlo y también anticipar los costos judiciales. Con nuestro proceder solo hemos perdido nervios, mucho tiempo y energía. Pero al final tuvimos una casa sin defectos y no perdimos dinero.