Las varillas calefactoras especialmente diseñadas tienen una potencia de 0–3000 kW y cuestan entre 100 y 500 euros. La ventaja de esta solución es que la energía excedente se dirige a un acumulador – no la energía disponible. Justamente este efecto es el que critica Musketier: durante el día puede haber sobrecalentamiento del suelo radiante, mientras que por la noche se enfría demasiado. Además, la preparación de agua caliente consume más energía de la que realmente está disponible. Y se compra a un precio más alto. Sin embargo, el control es sencillo: por la noche se desactivan la circulación y la preparación de agua caliente. Desde el momento en que brilla el sol, el acumulador se carga. Algunos inversores, como por ejemplo los de Deye, incluso utilizan datos meteorológicos de Wetter.com para optimizar la planificación. Hasta ahora, sin embargo, esto para mí es solo teoría – yo mismo aún no utilizo esta solución.