Me imagino a una pareja joven, pragmática y orientada al éxito, que sigue su propio camino de manera discreta, para la cual el deporte en común es el centro de su vida. Poder practicarlo en su propia casa, libre de restricciones materiales, es una motivación más fuerte para la construcción que el anhelo de formar un hogar. La planificación familiar es incierta y si llega la familia, el deporte y el movimiento seguirán siendo al mismo tiempo centrales.
La casa refleja que debe estar preparada para todas las posibilidades y que un “así se hace hoy en día” desempeña un papel en la mente de los diseñadores. Al final la casa es demasiado grande y cara sin resolver realmente nada bien. Para resolver algo ayuda desprenderse de ciertas cosas.
Por ejemplo: ¿Son realmente del tipo que disfruta un gran sofá o creen que “así se debe hacer”? o: ¿Son cocineros aficionados o tienen un enfoque más funcional para preparar la comida? ¿Son por la noche más de ver la TV o de leer, hablar o de estar activos? ¿Son “estándar”? En caso de no serlo, no intenten construir “estándar” de forma obstinada. Así llegarán las ideas y el ático servirá, por ejemplo, como reserva para ampliar si llega un aumento familiar, la entrada no tiene que estar en el centro, la cocina no tiene que ajustarse al estándar de las casas modelo, la TV no tiene que verse principalmente en la planta baja, un pasillo no tiene que ser “solo” un pasillo…
Quizás estoy equivocado, pero tengo la sensación de que pueden ser más radicales y consecuentes. Recorten lo que no necesitan y construyan la casa que se adapte a su vida y no a las ideas de otros.