Es muy difícil fijar el color de la casa de manera definitiva.
El valor informativo de diversas tarjetas de muestras es, en todo caso, también limitado.
Solo te puedo decir que cuanto más colores ves, mayor es la confusión y al final también la decisión. Siempre me parece importante fijarse en un tipo de casa. Porque cada uno tiene su propio gusto. Por ejemplo, yo no apoyo las ventanas grises. Eso es solo una moda pasajera y desaparecerá. Ya ha habido muchas variantes.
Un tono cremoso o de terracota en todo caso no encaja con el aspecto gris. Ahí uno debería quedarse en patrones en blanco, negro y gris.
Quien prefiera un estilo de casa rural elige tonos cálidos y ventanas blancas.
Criterios importantes para una decisión de color serían la estabilidad del color y la sensibilidad a la suciedad. Problemático en tonos oscuros como burdeos o gris son cosas tan simples como los excrementos de aves. Conozco fachadas burdeos donde se ven claramente los excrementos claros de los pájaros.
Lo mismo sucede con fachadas grises. Los colores oscuros suelen desteñirse en pocos años. Al menos en el lado expuesto al clima. Ahí hay que repintar cada pocos años.
En general, no existe la teoría del color por casualidad. Y siempre es mejor trabajar tono sobre tono y elegir colores más bien atemporales.
Lo que por cierto también se aplica a todo lo demás de la casa. Con gusto recordamos aún los baños verdes, naranjas o rosas de los años 80. Eso estaba totalmente de moda entonces y hoy nadie lo quiere más. Algo parecido pasará con los tonos grises.
En pocos años nadie querrá ver más ese gris uniforme en RAL 7016.
Otra vez sobre el color de la casa. Cada color se ve diferente según las condiciones climáticas y en cada lado de la casa distinto. Sol, lluvia, nieve, nubes.
Incluso por la mañana, al mediodía y por la tarde hay diferencias. Luego decide también el sustrato. Imprimación blanca, imprimación del mismo color, revestimiento exterior blanco pintado, revestimiento exterior teñido, textura del revestimiento.
En mi época activa como decorador interior, solía presentar al cliente quizás de 5 a 10 muestras. Todo lo demás generalmente era inútil.
Porque uno simplemente se abruma con la cantidad de muestras. En mi propia casa estuve pensando casi un año. En algún momento me dejó de importar darle vueltas a cada matiz. Simplemente tomé un beige porque queríamos un tono beige.
Cuando uno termina, casi todo se ve bien al final, excepto que alguien en el vecindario tenga fachada gris con marcos de ventanas anaranjados. Pero a mí no tiene que gustarme.