No se deben subestimar los efectos secundarios positivos. Por ejemplo, el refrigerador. Así, era un punto de encuentro central. También habíamos puesto una mesa y sillas a disposición. Allí los oficios usualmente comían juntos de manera variada. De este modo, además de temas privados, se coordinaban también los procedimientos de construcción. Al menos tuve la sensación de que se trabajaba más mano a mano. Entre nosotros, la gente de oficina, hace algún tiempo se han creado zonas de comunicación en los pasillos.
Como mi padre siempre suele decir, la información más importante en el trabajo generalmente se recibe durante la hora de la comida...
Los encargados de la limpieza también recibieron de vez en cuando algo de mi parte. Así, también se llevaban sin quejarse la basura que se apilaba junto a las toneles. Por paseos, sé que eso no se hacía en otras calles del pueblo...
Claro, si los artesanos solo hicieran tonterías, yo también lo dejaría, pero salvo el colocador de azulejos, no tuvimos ningún inútil destacado.
A veces es solo un agradable dar y de vez en cuando también se recibe algo a cambio.