Nuestra casa de entramado de madera (¡no prefabricada!) de 1976 tenía algunas debilidades en las paredes exteriores, porque estaban hechas de tablero de partículas y sobre ellas había tejas de madera, que en parte estaban partidas y ya no cubrían bien. En la esquina suroeste, por eso, derribamos las paredes exteriores y las reconstruimos (hecho por nosotros). También reemplazamos las tejas por un revestimiento de madera adecuado. Aparte de eso, lo que descubrimos de vigas en el interior y también la estructura del techo parecían recién construidos, impecables.
El asesor energético, que elaboró el certificado energético para el propietario anterior, también era ingeniero civil y, tras la inspección, ya nos comunicó sus impresiones, pero el que pagó fue el propietario anterior, ya que él es responsable del certificado energético.
Quiero añadir que la inspección por un perito tiene, lamentablemente, un valor limitado, porque el perito solo puede ver lo que está a la vista. No rompe paredes, no quita revestimientos ni aislamientos... lo que hay detrás solo puede adivinarse.
En nuestro caso fueron cosas ocultas, como por ejemplo los alféizares fresados donde se metían las persianas. Como el alféizar dejó de ser una cubeta, el agua podía entrar por detrás. Por eso, las vigas debajo de las ventanas estaban en parte podridas y deterioradas. Eso no se ve desde afuera. Y los alféizares también fueron instalados por una empresa especializada... Por eso también se necesita un poco de confianza.
Por cierto, el clima en nuestra casa es muy agradable. Incluso en el estado en que la compramos (paredes de 1976, etc.) no había ni un poco de moho.