Tuvimos "solo" una pequeña versión de un plan de ejecución. Lo que estaba dentro, en mi opinión, valió cada centavo.
En particular, se unieron todos los desagües del techo/ conductos de ascenso en la planificación; los planos individuales provinieron de la empresa de fontanería y del electricista. Y esto fue ANTES de la estática definitiva. (Un radiador y un conducto de ascenso en la pared portante condujeron al ingeniero estructural a diseñar un pilar de hormigón armado).
Le aconsejaría a cualquiera que incluya en el plan de ejecución tanto como sea posible, cuando se trate de temas que él mismo no maneje. Ejemplo: como nosotros hicimos el entubado por nuestra cuenta, los enchufes en el plan general habrían sido demasiado; adaptamos los planos eléctricos parcialmente en la obra directamente en las habitaciones... En cambio, los focos y salidas estaban en el plan con antelación, pues teníamos techos filigrana.
Decidimos en la obra, por ejemplo, cuál debía ser la profundidad exacta de las ventanas dentro del marco.
También la sobresaliente de los alféizares sobre la pared empapelada.
Lo que considero importante: ¿eres del tipo que quiere decidir todo?
La tía como curadora solo te aliviaría hasta el punto en que no tenga que volver a ti para aclarar decisiones.
El ejemplo más extremo de mi círculo de conocidos: justo antes de comenzar los trabajos de albañilería se definió exactamente cuán grandes deberían ser las aberturas de las ventanas/ alturas de los antepechos. ¿Dejarías esas decisiones solo en manos de tu tía? ¿O debería llamar cada vez que se trate de la estética de los detalles o la ubicación de un interruptor, por ejemplo? Lo segundo suele ser más urgente y aumenta mucho el nivel de estrés.