11ant
23.11.2017 15:35:16
- #1
Gracias por la aclaración, hasta ahora siempre había traducido BA como "desertor de Bolonia"¿Pero una tonelada de errores ortográficos como BA? ¿O dicho de otro modo: como propietario de un Abitur?
Estos supuestos "títulos" son usados como tales, pero en realidad fueron pensados de manera diferente: como interfaces para continuar estudiando en otros países, reconocidos de manera unificada, para poder construir sobre ellos sin complicaciones. Que se interpreten como "títulos" para personas que no quieran continuar después del estudio básico no era la intención de los creadores. Por eso también me gusta llamarlos "grados académicos negativos"
Por cierto (en el sentido de ceterum censeo) mi profesor de historia ya dijo hace más de veinte años que si el Abitur (si mis rudimentos de latín no están demasiado oxidados: "he dejado" o "~ he salido") todavía llevara el título "certificado de madurez", él lo devolvería en protesta.
Y mantener una visión general de la ortografía correcta, lo encuentro difícil con un Abitur de principios de los 90 (ortografía antigua) debido, en mi opinión, a las fallidas reformas ortográficas
Yo también me oriento más por la "ortografía dentro de los límites de la FAZ"
Una reforma hubiera sido permitir oficialmente todos esos errores que son igual de frecuentes que comprensibles como alternativas. En vez de eso, proceder con la consigna "lo antiguo correcto es lo nuevo incorrecto" solo dificulta el ejercicio de dictados para la generación de alumnos "entre dos aguas" (cuyos padres aún recibieron reproches por una navegación con tres f).
Un objetivo de reforma como "desestigmatización de los disléxicos" lo hubiera encontrado recomendable. Mi experiencia (como líder de personas con todas las trayectorias escolares) es que no son tontos, sino que simplemente pueden centrarse mejor en lo esencial que los guardianes oficiales de la ortografía.
Sin embargo, en mi opinión, el hecho de que un formador desconozca sus propios deberes de diligencia como controlador final nunca ha eximido al aprendiz de tener que demostrar su valía.